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Ludopatía

La ludopatía consiste en un trastorno en el que la persona se ve obligada, por una urgencia psicológicamente incontrolable, a jugar y apostar, de forma persistente y progresiva, afectando de forma negativa a la vida personal, familiar y laboral. La ludopatía es una adicción sin sustancia que se considera un trastorno adictivo.

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«Quien busca la felicidad fuera de sí, es como un caracol que caminara en busca de su casa. Constancio C. Vigil

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Testimonios

R.E.

Llevaba años engañando a mi familia, o eso creía yo, porque ellos sabían de mi adicción al juego, aunque ¡no tenían ni idea de hasta qué punto jugaba! El día que se enteraron de que había robado las joyas de mi suegra se armó la de Dios, y ahí me dijeron que me fuera de casa, todos estaban en contra mía, o eso creía yo, pero ahora entiendo su desesperación. Aunque me fui, mi mujer me dijo que me apoyaba si me ponía en tratamiento y luego ¡ya veríamos! No me quedaba otra así que fui donde me dijeron que fue en Psicoveritas. Montse Lapastora me ayudó con una técnica que se llama EMDR y conseguí dejar de jugar y recuperar a mi familia.

Z.P.

Mi marido viajaba mucho y yo me sentía muy sola, aprendí a jugar a las máquinas y poco a poco no pude dejar de hacerlo, mi marido se daba cuenta, pero no me decía mucho porque económicamente no íbamos mal, pero un día vio que me había gastado varios miles de euros y ahí entró en cólera y me dijo que el juego o él, que si no lo solucionaba me dejaría. Me hablaron de Psicoveritas, pero pensé que no lo conseguiría, pero con fuerza de voluntad, apoyo familiar y EMDR no volví a jugar nunca más.

E.M.

Yo iba al casino cada vez que podía, siempre andaba con mentiras y líos para poder hacerlo, pero necesitaba ir y jugar. Mi mujer se enteró y estuvo apoyándome e intentando ser comprensiva para que lo dejara, pero yo cada vez estaba más endeudado, debía dinero a la familia, a los amigos y a todo el mundo. Como ya no tenía de dónde sacar dinero cogí la cartilla de mi hijo y me lo gasté todo. Eso fue el final, ver la cara de mi hijo cuando se enteró me hizo sentir lo más miserable del mundo, así que decidí buscar ayuda para dejarlo. Me hablaron de Psicoveritas y fui con mucha vergüenza, pero conseguí dejarlo. ¡Bendita la hora!

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