En la triada de la adopción compuesta por madres adoptivas, hijos adoptados y madres biológicas, un acercamiento afectivo y empático a este último vértice, nos puede ayudar a una mayor comprensión del proceso adoptivo. Creo que es muy importante que los hijos adoptivos se asomen a este mundo interno de las madres biológicas para poder comprender, aunque solo sea en parte, algunas de las motivaciones que tuvieron estas mujeres para dar a sus hijos en adopción.* Pero no solamente es importante para los componentes del triángulo adoptivo, también lo es para la sociedad entera, esa sociedad que a veces tiene una mirada crítica, acusadora y displicente hacia ellas. Si podemos comprender el por qué de su renuncia, si vemos cómo muchas se vieron obligadas por sus circunstancias personales a dar el paso de entregar a sus hijos, seremos más comprensivos y menos críticos. Imaginémonos una adolescente embarazada o una mujer soltera que tuviera un hijo fuera del matrimonio en los años 70, donde la sociedad estaba marcada por fuertes valores morales y religiosos.
Algunos casos
Esas mujeres eran la vergüenza de la familia, por lo que en muchas ocasiones eran expulsadas del hogar y no contaban con ningún tipo de apoyo. En la consulta diaria trabajo con mujeres que tuvieron que abandonar sus hogares porque su propia familia las rechazó, en algunos casos sus embarazos provenían de abusos de familiares cercanos, en otros eran jóvenes que sabían poco de sexo pero eran vistas como prostitutas, cuando su único pecado fue satisfacer a unos compañeros poco responsables, en otros fueron producto del engaño de hombres maduros, casados que sabían lo que hacían, pero que ellas se dejaron deslumbrar por el brillo de la carrocería de un bonito coche y un futuro de paja.
En otras ocasiones podían saber lo que hacían, pero el entorno social seguía siendo el mismo y el recorrido emocional de esas madres por el que tuvieron que pasar al alejarse de sus familias, al vivir un embarazo en soledad y oculto y, sobre todo, al tener que desprenderse de sus hijos, fue algo desgarrador que marcó el resto de sus existencias para la mayoría de ellas. El entregar a sus hijos en adopción no fue un hecho totalmente voluntario y consciente, aunque muchas de ellas no refieren que les robaran a sus hijos ni nada de eso, narran que se sentían en un estado tal de confusión y miedo que no eran capaces de pensar con claridad, que era tal el miedo que sentían, que no se les ocurrió protestar cuando fueron separadas de sus bebés. Sin embargo, días después cuando quisieron reclamarles ya no hubo marcha atrás.
Cerrar etapas
Algunas de estas mujeres cuentan cómo han vivido el resto de su vida con este doloroso hecho en secreto, sintiéndose avergonzadas por ello y no siendo capaces de contarlo nunca a nadie, ni siquiera a la familia que formaron después; otras refieren que se quedaron “estériles” desde el punto de vista psíquico, pues no se sintieron dignas de tener más hijos. En la psicoterapia que realizo con estas madres que entregaron a sus hijos en adopción, veo ese dolor y esa pérdida reflejada en cada uno de sus movimientos, detrás de cada conflicto que aparentemente no tiene nada que ver con el hijo perdido, aparece su influencia de forma encubierta. Ese dolor y esa herida abierta lleva a muchas de ellas a buscar a sus hijos, necesitan conocerlos, saber dónde y cómo están para poder cerrar esa parte de su vida.
Montse Lapastora
*En este escrito hago referencia principalmente a las madres biológicas que veo en la consulta y que viven la
entrega de sus hijos como algo traumático que marcó sus vidas; no me voy a referir a otro tipo de situaciones.
Excelente artículo. Gracias por compartir su experiencia en el trabajo con las madres que «dejaron» a sus hijos. Pero, qué sucede con el niño?, cuando empieza a preguntar y tiene una madre «adoptiva» que ama y al mismo tiempo «oculta» por el temor de ser «rechazada»? Estoy en ese proceso de acompañar a una persona de mi entorno. El niño ya tiene 8 años y un amiguito, vecino de su barrio, le ha dicho que «es adoptado». La mamá se siente muy mal ante la posibilidad de sentirse rechazada. El niño tiene desde hace buen tiempo conductas disruptivas, es muy inquieto. Ojalá pudiera brindarme algunos alcances. Muchas gracias.
Buenos días Ena, respecto a su pregunta: Excelente artículo. Gracias por compartir su experiencia en el trabajo con las madres que «dejaron» a sus hijos. Pero, qué sucede con el niño?, cuando empieza a preguntar y tiene una madre «adoptiva» que ama y al mismo tiempo «oculta» por el temor de ser «rechazada»? Estoy en ese proceso de acompañar a una persona de mi entorno. El niño ya tiene 8 años y un amiguito, vecino de su barrio, le ha dicho que «es adoptado». La mamá se siente muy mal ante la posibilidad de sentirse rechazada. El niño tiene desde hace buen tiempo conductas disruptivas, es muy inquieto. Ojalá pudiera brindarme algunos alcances. Muchas gracias.
Es muy importante para la formación de la identidad de los niños que se les diga la verdad desde el principio, y esto por varias razones: porque es su vida y su realidad y tienen derecho a saberlo, porque si se les oculta, el mensaje implícito es que hay algo malo en ser adoptado, solo ocultamos aquello de lo que nos avergonzamos, de lo que consideramos malo, por lo que al niño le transmitimos con esta actitud que es malo. El niño se acaba enterando y, si ya tienen dificultad para confiar en los otros, esto hará que pierda la confianza en sus padres. Todo esto puede ser parte de la causa del mal comportamiento del niño. Él sabe que pasa algo y no sabe qué es.
Por otro lado, creo que esto es un problema serio de la mamá del niño, parece que siente que la maternidad adoptiva es «menos valiosa o auténtica» que la biológica y teme ser rechazada, pero cuanto más lo oculte, peor para ella, para el niño y para la dinámica familiar. Yo te aconsejaría que la animaras a seguir un proceso terapéutico y a decirle que le diga a su hijo YA, que es adoptado.
Esa mamá tiene que entender que su hijo tiene dos madres y que ahora, es ella a quien su hijo considera su mamá, y el que sepa que tiene a su madre biológica no va a hacer que el niño la quiera menos ni que la rechace, eso solo son sus temores.
Espero haberte ayudado.
Que pases un buen día.