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Una postura corporal incorrecta tiene numerosas consecuencias sobre nuestra salud, afectando sobre todo a la apariencia física y al sistema músculo-esquelético. Sin embargo, también se ha podido comprobar el efecto que tiene sobre la cognición, pero, ¿cómo afecta exáctamente la postura corporal al cerebro?Trabajando con la emoción de Remordimiento.

Las sensaciones de nuestro cuerpo y nuestra postura corporal afectan al funcionamiento del cerebro, viéndose afectadas funciones como la memoria, la atención, la toma de decisiones, entre otras. El cerebro está diseñado para buscar la coherencia entre la información verbal que recibe y toda la información que va acompañada por el contexto, como es el caso de la postura, posición o movimientos corporales. Para ello, el cerebro prioriza la información corporal sobre la verbal, ya que recibe mucha más información no verbal.

La tarea de Iowa

Por ejemplo, cuando una persona dice “estoy bien”, pero hay una tensión en los trapecios, cervicales y apenas hay una sonrisa, el cuerpo está transmitiendo mucho más y no es coherente con ese mensaje. Esto también ha podido ser demostrado con la tarea de Iowa. Esta prueba permite evaluar los procesos cognitivos vinculados a la toma de decisiones. Se presentan 4 mazos de cartas, y los participantes deben ir levantando las cartas, de forma que, en función de la que saquen, pueden ganar o perder dinero El objetivo es deducir racionalmente la regla y ver cuál es el bloque más beneficioso económicamente. Se concluye que los sujetos pueden resolver la tarea tras levantar 80 cartas. Antonio Damasio incluye en este experimento la variable corporal, y pudo comprobar que cuando la persona se acercaba al bloque ganador, su cuerpo razonaba de otra manera y esta vez a las 10 cartas ya tenía la solución. Como se puede ver el cuerpo se entera antes que la mente de lo que está ocurriendo. Durante el proceso de razonamiento, la médula espinal hace uso de dos vías o tractos. El tracto descendente o motor, envía información del cerebro hacia las diferentes partes del cuerpo y el tracto ascendente o sensitivo conduce la información que llega hasta la médula, a través de ello se puede atender a los movimientos corporales, llegar a la emoción y pensamiento que provoca.

¿Qué nos dice nuestra postura corporal?

Antonio Damasio, es un neurocientífico que ha podido analizar cómo el cuerpo sabe lo que la mente aún no ha percibido. Para ello, alude al término marcador somático para poner en evidencia que las sensaciones de nuestro cuerpo influyen en nuestro estado emocional y cognitivo. Se deduce a través del experimento anterior de la Tarea de Iowa, que esos cambios corporales reflejan un estado emocional y cognitivo, por ejemplo, en ese caso cuando el cuerpo se acercaba al bloque que podía perder dinero, se experimentaba contracciones musculares, piel de gallina y una postura cada vez más encorvada. Y en cambio cuando se acercaba al bloque ganador tenía una postura más erguida. También se ha comprobado que la postura corporal afecta a nuestro sistema endocrino. Una posición corporal de superioridad aumenta la producción de testosterona y cortisol y, disminuye en una posición de sumisión. Incluso la postura en la que dormimos, una posición lateral puede ayudar a eliminar más eficazmente los residuos del cerebro durante el sueño, reduciendo así las posibilidades de desarrollar enfermedades neurológicas como el Alzheimer o el Párkinson. En el año 2014 investigadores alemanes demostraron que el número de palabras negativas que se recuerdan es mayor cuando estamos en una posición inclinada, encorvada. Por el contrario, se recuerdan más palabras positivas cuando estamos erguidos (Michalak et al, 2014). Retomando los tractos de razonamiento, en el tracto ascendente, la información puede dividirse en dos grupos principales; información exteroceptiva, que se origina fuera del cuerpo y estaría formada por los cinco sentidos como visión, gusto, olfato, tacto y audición e información interoceptiva, que se origina en el interior del cuerpo y es la percepción del estado interno del organismo, aportando información sobre el funcionamiento o disfunción de las vísceras y órganos internos. Dentro de la misma, existe la información propioceptiva, la cual aporta la percepción inconsciente del movimiento y la orientación espacial que surge de los estímulos dentro del propio cuerpo, por ejemplo, en músculos y articulaciones. Harvard realizó una serie de experimentos en los cuales pudo concluir que el área cerebral más implicada durante el proceso de la interocepción es la ínsula anterior. Esta se encarga de múltiples funciones vitales muy importantes. Si atendiéramos a estos procesos seríamos capaces de mejorar la regulación emocional, anticipación, diseño de estrategias, verbalizaciones, etc., de ahí la importancia de tomar consciencia de nuestro cuerpo, de sus sensaciones y de su postura. Por último, el investigador Yi-Yuan Tang de la universidad de Texas ha demostrado que Mindfulness con técnicas corporales originadas en la medicina tradicional china (Taichi y QiGong) tiene mucho más impacto sobre la mente que las técnicas de gestión de la atención mental (Tang et al, 2017).


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