Las emociones son reacciones psicofisiológicas que todos experimentamos en diferentes ocasiones de nuestro día a día, algunas veces no somos conscientes de ellas y otras parecen dominar nuestra vida.
Son de carácter universal, bastante independientes de la cultura nos afectan, ya que generan cambios en la experiencia afectiva y cambios fisiológicos. A su vez, influyen en nuestra conducta y por lo tanto, en nuestra toma de decisiones. No es lo mismo tomar una decisión si estamos enfadados, que si estamos tristes o entusiasmados.
Surgen ante situaciones que implican peligro, amenaza, daño, pérdida, éxito, novedad…y nos preparan para dar una respuesta adaptativa a esa situación. Como especie humana, las emociones nos han ayudado a responder a los estímulos que amenazaban nuestro bienestar físico o psicológico, garantizando nuestra supervivencia.
Además de la función de respuesta adaptativa, las emociones cumplen una función social y otra motivacional.
- Función social: facilitan la interacción social, permitiendo compartir nuestros sentimientos y promoviendo las relaciones sociales.
- Función motivacional: las emociones aportan motivos a nuestras conductas y decisiones. Una conducta “cargada” emocionalmente se realiza de forma más vigorosa y se ejecutará de forma más eficaz, adaptándose a cada exigencia.
¿Cuántas emociones hay?
En 1972, el psicólogo Paul Eckman desarrolló una teoría en la que nos hablaba de la existencia de seis emociones básicas universales a lo largo de las culturas humanas : miedo, asco, enfado, sorpresa, alegría y tristeza.
En 1999 se amplió esta lista para incluir una serie de emociones como la vergüenza, la excitación, el desprecio, el orgullo, la satisfacción y la diversión.
A lo largo de la dácada de los 80, Robert Plutchik desarrolló otro sistema de clasificación llamado «rueda de las emociones».
Esta rueda de las emociones, la cual consistía de ocho emociones básicas. (alegría, confianza, miedo, sorpresa, tristeza, aversión, ira y anticipación) que además estaban contrapuestas entre sí: alegría frente a tristeza, ira frente a miedo, confianza frente a disgusto y sorpresa frente a anticipación.
Este modelo demuestra cómo las emociones pueden ser combinadas entre sí de múltiples formas, dando lugar a otras 8 emociones avanzadas. Por ejemplo, la felicidad y la anticipación combinadas generan optimismo.
¿Cómo nos afectan las emociones negativas?
Un elevado estado de emocionalidad negativa podría tener consecuencias negativas para nuestra salud y bienestar, estas son algunas de las consecuencias que podría causarnos:
Cuando experimentamos emociones negativas como ira, tristeza, o ansiedad intensamente, aparecen cambios en nuestra conducta. Esta negatividad emocional favorece que las personas abandonen hábitos saludables como la alimentación equilibrada, el ejercicio o la vida social y los cambien por otros hábitos que nos son tan saludables, como el sedentarismo o las adicciones , comida basura, tabaco, alcohol, etc.
Cuando las reacciones emocionales se prolongan en el tiempo aparecen niveles de activación fisiológica intensos que si se mantienen pueden deteriorar nuestra salud. Estos algunos de los síntomas físicos que las emociones provocan en nosotros: aumento de la frecuencia cardíaca, aumento de la hipertensión arterial, una mayor la tensión muscular, y perturbación de ritmos circadianos de cortisol entre otros síntomas que, pueden tener efectos negativos para nuestra salud.
Debemos destacar que las emociones negativas duraderas en el tiempo pueden perjudicar a nuestro sistema inmunológico haciendo que estemos más débiles, por lo que nos costará más recuperarnos de un resfriado o gripe.
Varios estudios han mostrado que la depresión es un factor de riesgo significativo de trastornos cardiovasculares como el infarto de miocardio. El estrés, los rasgos de ira y hostilidad están también relacionados con otros síntomas físicos como el dolor torácico o la hipertensión.
Por otra parte, hay personas que ante un exceso de carga emocional tienen problemas físicos (cefaleas o trastornos digestivos) cognitivos (excesiva preocupación, obsesiones) o conductuales (adicciones).
¿Cómo nos afectan las emociones positivas?
Bárbara Fredrickson comenzó en 2001 una línea de investigación sobre las emociones positivas y su valor adaptativo. Esta profesora de psicología de Carolina del Norte plantea una teoría que sostiene que emociones como la alegría, el entusiasmo, la satisfacción, el orgullo, … tienen en común la posibilidad de ampliar los repertorios de pensamiento y de acción de las personas. La Dr. Fredrickson nos dice que las emociones positivas favorecen la construcción de reservas de recursos físicos, psicológicos, intelectuales, y sociales disponibles. Esto será útil y de ayuda para hacer frente a los momentos de crisis que puedan surgir en la vida.
Cuando una persona posee estrategias y habilidades suficientes para hacer frente a esas situaciones generadoras de cargas emocionales se hará fuerte para evitar sufrir pero sin esas destrezas, un individuo puede verse desbordado por una situación que, probablemente, sólo es insuperable desde su propia percepción.
El papel de la terapia en la gestión de las emociones
Todas las personas deben cuidar su salud emocional y por ello deben acudir a terapia cuando sea necesario. La atención de los profesionales debe cubrir las necesidades emocionales de los pacientes y la terapia consigue con la empatía, la escucha, la atención los miedos y preocupaciones, mejorar la salud y aumentar el bienestar de las personas.
https://youtu.be/npDPiJgUSA4
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