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Los Reyes Magos no existen, ¿Como se lo digo a mi hijo?. En estas fechas surgen muchas dudas en relación a las fantasías alrededor de los Reyes Magos o Papá Noel: ¿está bien mentir a mis hijos?, ¿a qué edad debería decirles la verdad?, ¿es mejor que se enteren ellos o que se lo digamos los padres?, ¿qué contesto si me pregunta directamente?, ¿cómo se lo puedo decir?… 

No hay estudios ni investigaciones que se hayan centrado en este tema y que expliquen de manera científica o probada si es mejor opción continuar con la fantasía de los niños o decirles que ni Reyes Magos ni Papá Noel existen. No hay nada que pruebe qué opción será mejor para el desarrollo emocional del niño. La decisión es personal, deben tomarla los padres en función de lo que crean más conveniente. 

Para ayudar a tomar esa decisión vamos a contar cómo nació esta tradición popular y por qué se mantiene. Además, os dejaremos algunos consejos o recomendaciones en el caso de que creáis que es buen momento para tener esta conversación con vuestros hijos. 

 

Tradición de los Reyes Magos 

Es importante entender que las fantasías no son mentiras, sino parte normal y adaptativa de la infancia. Los niños crecen llenos de creatividad y de invenciones sanas que se ven reflejadas en sus juegos, en cuentos o en historias que relatan. En el caso de los Reyes Magos, son los padres los que cuentan esta historia y la introducen en la mente del niño. Convierten el 6 de enero en el día más especial del año con la llegada de los Reyes Magos y sus camellos, dejando regalos que los niños abrirán por la mañana. La ilusión que se genera es compartida por niños y adultos: preparar los zapatos, la leche y comida para los reyes magos, el agua para los camellos, esperar esa noche, levantarte con la esperanza de que hayan traído lo que has pedido… Los padres son los encargados de organizar y preparar este juego con la intención de que sus hijos lo disfruten. Ver la ilusión de los niños es, sin duda, lo que mantiene que los padres sigan con esta fantasía año tras año. 

Reyes MagosEntra también el factor social: es una tradición compartida, y no solo se mantiene en casa, sino que se habla de ello en el colegio, en anuncios en la tele, en teatros, centros comerciales… Existe una parte económica que lo mantiene que no podemos negar: es una tradición en la que encontramos intereses económicos (que, por otro lado, seguimos manteniendo los adultos en casas en las que no hay niños, ni se cree en los reyes magos…). A lo que nos referimos es que el niño puede conocer la historia de los reyes magos por distintas fuentes. Además, lo comparte con el resto de iguales, compañeros de clase, amigos del parque, primos y hermanos… Y entre todos se alimentan esta fantasía. 

 

 

¿A qué edad es recomendable contar la verdad?

Normalmente serán ellos mismos quienes empezarán a tener sospechas: ¿cómo puede darles tiempo a llegar a todas las casas en una noche?, ¿son los mismos Reyes Magos los que vimos en el centro comercial que los de la cabalgata?, ¿cómo pueden leer todas las cartas?, ¿cómo van a saber si he sido bueno o no?… Estas preguntas les llevarán a cuestionarse que los reyes magos no existen. Es común que compartan estas sospechas con sus amigos, primos o hermanos; que un compañero de clase sea el que lanza las primeras preguntas y genera la duda; o que, directamente, se lo pregunten a los padres. 

Reyes MagosLas dudas suelen empezar a aparecen alrededor de los 6-8 años, edad a la que aparece el pensamiento abstracto. Entre los 8 y los 11 años, se consolida el razonamiento abstracto y, como consecuencia, se deja de creer en este tipo de fantasías que no encajan con opciones de probabilidad reales (por ejemplo, es imposible que una misma persona llegue a todas las casas de todos los niños del mundo en una misma noche).  

Si tu hijo sigue creyendo en los Reyes Magos y consideras que es muy mayor (como orientación, si es mayor de 11-12 años podría ser buen momento para que separa la verdad), te damos algunos consejos para tener esa conversación. 

 

Consejos para contar a tus hijos que los Reyes Magos son los padres

  • Una recomendación es no decirlo durante las navidades. Deja que tu hijo disfrute de las que serán las últimas fiestas con la ilusión de creer en los Reyes Magos. No hay prisa por contarlo. 
  • Recoge la emoción con la que reaccione. Puedes encontrarte con que aparece decepción porque no existan, tristeza por la pérdida de la ilusión y de la figura que representaban, enfado por la mentira… Es aconsejable estar a su lado cuando estas emociones surjan y saber recogerlas y hacerle sentir comprendido y consolado. 
  • Puede ser necesario explicarle la diferencia entre mentira y fantasía o tradición, de forma que rebajemos el enfado por haberse sentido engañado por sus padres. Es por esto por lo que comentábamos anteriormente que es muy importante que los padres sean los primeros que conozcan esta diferencia. 
  • Explícale el significado de los regalos y la ilusión de ese día, más allá de la existencia de los Reyes Magos. El hecho de que la tradición se va a seguir manteniendo, que lo importante es que es un día para compartir con la familia. Un día en el que todos hacemos por acertar con el regalo, disfrutamos viendo a los demás abrir e ilusionarse con lo que han recibido. 
  • Utiliza un lenguaje que pueda entender y sea cercano. Comunícate con tu hijo como lo harías en otro momento; intentar utilizar un lenguaje más técnico o formal puede dificultar que reciba con claridad el mensaje. 
  • Una buena idea para contarlo puede ser utilizar una carta. A continuación, compartimos con vosotros una carta que explica que los Reyes Magos no existen, y son los padres, a través de cuento. 

Reyes magos

 

Ejemplo de carta 

-Cuando el niño Jesús nació, tres reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto y el niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los reyes, Melchor, dijo:

– ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.

– ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar. -Es una buena idea, pero es muy difícil hacer esto. No seremos capaces de poder llegar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.

-Baltasar, el tercero de los reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó: Es verdad, sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito… Y el niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharlos muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el portal:

-Sois muy buenos, queridos reyes, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿Qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?

– ¡Oh, señor! -dijeron los tres reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes, no existen tantos.

-No os preocupéis por eso – dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.

-Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños? –preguntó Dios.

-Sí, claro, eso es fundamental, asintieron los tres reyes.

-Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?

-Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje, respondieron cada vez más entusiasmados los tres.

-Pues decidme, queridos reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres? Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los tres reyes de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, Yo, ordeno que, en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que, en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Y cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños también harán regalos a sus padres en prueba de su cariño.

Reyes magos

Esperamos que estos consejos os resulten útiles y que sigáis encontrando magia en las navidades con vuestros hijos. 


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