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A lo largo de millones de años los padres han ido criando a sus bebés de la mejor forma que se entendía en cada momento. Las tradiciones de crianza se han ido transmitiendo de padres a hijos y cada cultura tiene su propia forma de crianza. En los últimos 200 años las pautas de crianza en Europa han sufrido unos cambios radicales. Estas pautas de crianza han creado problemas que antes no existían como tales y que parecen únicos en nuestra cultura. En las librerías hay distintos libros que tratan sobre la crianza y abordan el tema de cómo lograr que los niños duerman. Este “problema” tan presente en nuestra cultura resulta no ser considerado como tal en el resto de las culturas no occidentales.

Observaciones

Unos científicos revisaron los datos aportados por la Human Relations Area Files, que es una organización internacional que agrupa universidades y centros de investigación en más de 30 países. Trata de recopilar documentos de investigación antropológica sobre 400 culturas pasadas y presentes. Se seleccionaron 60 culturas como representantes principales de los cinco continentes y se comparó la crianza de los niños en las mismas. Se observó lo siguiente: en 25 de las 29 culturas que habían registrado este dato, los niños dormían con la madre o con ambos padres. En 30 de las 30 culturas eran transportados a espaldas de la madre. En ninguna, de las 27 para las que se contaba con este dato, el bebé dormía solo por la noche en una habitación separada y únicamente en una dormía durante el día en una habitación solo. En 28 de las 29 culturas, el lactante estaba constantemente con otra persona. En 48 de las 48 culturas el bebé lactaba a demanda. En 35 casos había datos sobre la edad habitual del destete: antes del año en dos culturas; entre un año y dos en siete; entre dos y tres en catorce y más de tres años en doce.

Crianza de bebés

Es difícil determinar qué es lo mejor en nuestra cultura pero es interesante observar cómo crían a sus bebés en las distintas culturas y cómo lo hacen los primates en general. Se ha podido comprobar que los primates suelen necesitar un contacto continuo con su madre. Esto nos hace plantearnos la siguiente pregunta: “¿el contacto humano es una necesidad innata para un óptimo desarrollo afectivo  e, incluso, neuronal o es una demanda propia de bebés manipuladores y malcriados?”

 

Equipo de Psicoveritas

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