Seleccionar página

Este año 2020 ha sido cuanto menos, complicado. Pero innegablemente ha traído aprendizaje, superación y resiliencia. Vamos despidiéndonos de este año depositando todas nuestras ganas en lo próximo que vendrá. Aguardamos con una mezcla de ilusión e incertidumbre lo que nos llegará el 2021. 

Lo que hemos aprendido del 2020, que no caiga en saco roto.

Es muy probable que aquellos meses de confinamiento se nos hayan quedado muy lejos. Y es que nuestro inteligente cerebro trata de difuminar lo que nos hizo sufrir. Pero hagamos un esfuerzo y traigamos todo el aprendizaje beneficioso que sí podemos seguir aplicando en nuestra vida desconfinada. ¿Hacía cuánto tiempo que no cocinabas por el placer de probar una nueva receta? ¿No fue agradable hacer una rutina de yoga al despertarte? Y en los momentos duros, ¿no fue reconfortante llamar a ese familiar o amigo con el que hacía tiempo que no contactabas?

Vale, es cierto que hemos recuperado un ritmo de vida más ajetreado y no podemos pasarnos el día haciendo repostería y manualidades. Pero podemos buscarles un huequito a estos momentos de calma y estabilidad que nos reconfortaron y dieron fuerza hace unos meses.

Ideas de propósitos para el nuevo año

Para compensar este exceso de incertidumbre que nos ha tocado vivir podemos hacer con un sencillo gesto: responsabilizarnos y disfrutar de lo que SÍ está bajo nuestro control. Muchos hemos descubierto, un poco obligados, aquellas cosas que necesitamos y a cuales podemos y debemos renunciar. Es el momento idóneo para recoger y reforzar este aprendizaje y llevarlo a la práctica.

  • Compasión. Ha sido un año complicado lleno de retos. Aunque no nos los propusiéramos, nos ha tocado abordarlos. Un punto de partida para el nuevo año es ser más compasivos, con nosotros mismo y con nuestro entorno. Permítete tener momentos buenos y malos, recoge tus esfuerzos, prémiate y descansa. 

  • Autocuidado psicológico: darnos tiempo para escucharnos, tratar de entender lo que nos ocurre, permitirlo y si es necesario resolverlo o pedir ayuda. Y si no es necesario, notarlo, dejarlo ir y retomar las riendas. Poner límites sanos en nuestros horarios, actividades y nuestras relaciones. Nuestras cabezas nos llevan muy lejos, se merecen mimos de vez en cuando (Mímate con esta meditación). 

  • Autocuidado físico: pero realista e individualizado. El cuerpo lleva la cuenta y sobre él recaen muchas consecuencias. Un cuerpo cuidado y atendido es un pilar sobre el que apoyarnos (literal y metafóricamente). Retoma o inicia rutinas de actividad física que te hicieran sentir bien y conectado. La alimentación, evitar hábitos perjudiciales… Es un propósito habitual, pero aprovechemos la conciencia que hemos tomado este año sobre la importancia de la salud para incluir a nuestro cuerpo entre nuestras prioridades. 

  • Prioridades: vamos a preguntarnos ¿qué es importante para nosotros? Puede que simplemente sea un rato para leer, puede que sea pasar tiempo con nuestros seres queridos o puede ser avanzar en un proyecto laboral. O puede que todas ellas. Sea el caso que sea, observa, identifica, conecta y actúa sobre aquello que te trae satisfacción. A veces el ritmo del día a día nos desconecta de lo importante para centrarnos en lo urgente. Reorganiza tus prioridades y dales un espacio y un tiempo en tu vida. 

  • Nuevas metas: una vez hemos puesto a prueba nuestra fortaleza, podemos contar con ella para marcarnos nuevos retos. Cuestionémonos las barreras que nos ponemos y nos dificultan lograr nuestros objetivos: ¿de verdad no tenemos tiempo? ¿por qué no es el momento idóneo? Aprovechemos el ahora, no sabemos si mañana tendremos la oportunidad de intentarlo. Fija tu objetivo y pregúntate ¿cuáles son los primeros pasos que necesito dar para acercarme a conseguirlo? ¡Manos a la obra!

  • Disfrute: vamos a disfrutar, ¡que nos lo hemos ganado! Incluyamos cada día algo positivo que nos haga sentir bien. Puede ser tanto un plan agradable, como escuchar una canción que nos motive o preparar nuestro plato favorito, desde lo más sencillo a lo más elaborado, pero siempre algo que nos traiga bienestar. Ofrecernos algo agradable refuerza nuestra motivación y ánimo, y nos facilitará volver a ponernos en marcha cuando se presenten dificultades.

 

¿Cómo conseguir tus metas?

¿Tus metas son suficientemente importantes para el esfuerzo que requieren? ¿Cuánto tiempo debes dedicar para conseguirlas? ¿Te van a aportar satisfacción? Haz un pequeño análisis de costes y beneficios para entender los motivos que tienes para marcarte esa meta. Si es necesario, puedes escribirlo y tenerlo visible para ayudar a tu cabeza a recordar el porqué de ese esfuerzo, como el burro que persigue la zanahoria. 

Es importante también ser realista con tus metas. Seguramente los objetivos más grandes sean alcanzables pero estén lejos. Ponte metas más manejables que puedan facilitar tu objetivo. Si es llevar una vida sana, segméntalo y ve logrando acciones orientadas a este fin: incluir algo de deporte, comer mejor, reducir el consumo del alcohol… Cada pequeño logro es un refuerzo que te acercará a tu objetivo. Pero poquito a poquito para sentirte competente y realizado/a. 

 


Te invitamos a suscribirte a nuestro canal de YOUTUBE. 

¡Todas las semanas vídeos nuevos con los mejores consejos sobre psicología y adopción!

Compartir
Abrir chat
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?