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¿Qué son los tics?

Tics en niños. Los tics son movimientos o sonidos involuntarios, repentinos y rápidos.

Se desconoce si tienen una finalidad, pero antes de ejecutar el tic, la persona suele sentir cierta incomodidad que parece aliviarse cuando este se da.

Parece que en su desarrollo influyen factores genéticos; factores neurológicos, como complicaciones durante el embarazo y el parto o bajo peso en el nacimiento, y factores ambientales. Suelen aparecer como forma de expresión de ansiedad, estrés…por eso se conocen coloquialmente como tics nerviosos.

Aumentan ante situaciones que generan estrés, ansiedad, fatiga o aburrimiento; así como en situaciones con alto contenido emocional (cambio de casa, de colegio, fallecimiento de un ser querido, nacimiento de un hermano…).

De la misma manera, la falta de sueño, la fatiga o la sobrestimulación pueden incrementarlos.

Se atenúan ante actividades absorbentes (ej. lectura). A pesar de ser involuntarios, sobre ellos se puede ejercer control parcial. Pueden desaparecer durante el sueño, y ser suprimidos voluntariamente durante unos segundos o muy pocos minutos.

Algunos niños son capaces de controlarlos durante la realización de actividades placenteras o durante las horas de colegio, pero muchas veces eso supone que por la tarde incrementen, con un efecto rebote. Además, el control conlleva a cansancio, estar exhausto, lo que tiene implicaciones en la atención y el rendimiento escolar.

En otros casos, si se intentan controlar o suprimir de manera consciente se genera mal estar y la necesidad de realizar el movimiento o sonido.

Pueden acompañarse de una deficiente imagen personal (falta de autoestima o sufrir vergüenza por los tics) y dificultades de adaptación familiar, social y escolar. Además, pueden aparecen junto a un cuadro de TDAH, trastornos de la conducta o trastorno obsesivo compulsivo.

El inicio normal del desarrollo de tics son los 5-7 años y la disipación a los 16 años. Los presentan entre el 15 y el 20% de niños en edad escolar.

Tienen un comienzo temprano y se puede prolongar en la adolescencia y la edad adulta (aunque la gravedad/intensidad suele disminuir a partir de la adolescencia). Tiene mayor afectación en niños que en niñas.

¿Qué tipos de tics hay?

Podemos diferenciar entre tics motores o tics fónicos, dependiendo de si son movimientos o vocalizaciones. También tics simples o tics complejos, dependiendo de la complejidad de movimiento o el número de  partes implicadas. Y tics crónicos o tics transitorios, que se distinguen por durar menos de un año o más de un año.

Los tics motores están relacionados con mover distintas partes del cuerpo. Suelen iniciarse con movimientos que implican la cara y el cuello (levantar las cejas, parpadear…), pasando a movimientos de extremidades superiores (levantar un brazo, tocarse el pelo, encogerse de hombros…) y, por último, de extremidades inferiores (pisotones, dar patadas…). Estos últimos son de mayor gravedad.

Los tics fónicos pueden variar desde gruñidos, sonidos realizados con la boca (chasquido de la lengua), carraspeo…hasta la repetición de palabras (ecolalia), decir palabras obscenas (coprolalia).

La intensidad o gravedad es variable, yendo desde los tics transitorios, que no tienen por qué necesitar tratamiento, hasta el síndrome de Tourette. El síndrome de Tourette se caracteriza por la aparición de tics motores y fónicos a la vez.  Los casos de mayor gravedad requieren tratamiento con antipsicóticos.

¿Qué podemos hacer cuando nos encontramos con que nuestro hijo tiene tics?

Si el tic se convierte en un tic crónico, si interfiere en sus estudios o en sus relaciones sociales o si complica o imposibilita el desarrollo de tareas cotidianas, será necesario el tratamiento psicológico. En una terapia con tics será importante trabajar:

  • Psicoeducación para el niño y para la familia (normalizar, desculpabilizar al enseñar que no son voluntarios…)
  • Manejo del estrés (ver qué le preocupa, darle herramientas para afrontar situaciones estresantes o que causen ansiedad…)
  • Entrenamiento en relajación y respiración
  • Entrenamiento en respuestas incompatibles
  • Fortalecimiento de la autoestima

Por otro lado, como padres, desde casa, podemos realizar conductas que ayuden a la disminución de tics de nuestro hijo:  

  • No culpabilizarle ni castigarle por realizar los tics, ni señalarle cuando lo haga.
  • Regular horarios de sueño y crear rutinas.
  • Reducir consumo de videojuegos y TV.
  • Evitar la sobrecarga de actividades extraescolares.
  • Minimizar las situaciones de estrés que los agudizan (tendremos que estar atentos y conocer en qué situaciones se suelen incrementar)

 

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