Estrés
¿Qué es el estrés y cuáles son sus causas?
El estrés es una reacción del ser humano ante situaciones amenazantes o que nos exigen una determinada activación para mantener nuestra propia supervivencia, siendo dicha amenaza real o percibida. El estrés se convierte en un problema cuando lo sentimos frente a situaciones que no suponen ningún tipo de amenaza real, sino que es percibida y frente a ella generamos la respuesta de estrés.
Las causas que pueden generar estrés pueden ser muy variadas, y no siempre han de ser factores negativos, sino que situaciones positivas como organizar una fiesta de cumpleaños puede convertirse en un factor de estrés. Además, estás causas no tienen por qué ser externas, sino que nuestros propios pensamientos, los cuales en ocasiones pueden no ser racionales, pueden generarnos estrés.
En definitiva, el factor principal de qué es lo que nos genera estrés es la percepción que tenemos frente a una situación, pues podemos vivirla como un riesgo vital, y eso desencadenar diferentes respuestas (emocionales, físicas, conductuales…), pero la misma situación a otra persona puede no significar nada.
¿Cuáles son los síntomas del estrés?
Podemos clasificar los síntomas del estrés en grupos de síntomas que corresponden con lo que podemos denominar estrés emocional, estrés físico y estrés conductual. Por lo tanto, una persona estresada puede incluirse dentro de uno de estos tres grandes grupos, según su tipología.
- Síntomas emocionales. Donde podríamos incluir un estado de ánimo negativo o irritabilidad, dificultades a la hora de relajarse o sentimientos de soledad entre otros.
- Síntomas físicos. Podemos encontrarnos con dolores en el pecho, taquicardias, pérdida del deseo sexual, mareos, náuseas o dolores físicos.
- Síntomas conductuales. Pueden aparecer síntomas como una desregulación en la hora de comer, es decir, comer más de lo habitual o perder el apetito, también son frecuentes el aislamiento social, muestras de nerviosismo como pueden ser morderse las uñas o el consumo de drogas buscando con ellas la relajación, entre otros.
Fases del estrés
El organismo de una persona estresada responde de una manera determinada cuando se encuentra frente a un estímulo que le genera estrés: prepara a la persona para dar una respuesta de supervivencia, las cuales suelen ser huir o luchar. La complicación aparece cuando lo que genera dicha respuesta es un estrés percibido, por lo que no nos resulta útil esa preparación. Es aquí cuando comenzamos a apreciar las fases del estrés:
- Fase de alarma: aparece tras darnos cuenta de que los recursos con los que contamos no son suficientes, entonces se comienza a segregar en nuestro organismo diferentes sustancias (adrenalina, noradrenalina y cortisol). Esto supone un gran gasto de energía.
- Fase de resistencia: como respuesta a dicho agotamiento, el cuerpo trata de volver a un equilibrio, pero sigue manteniéndose en alerta, ya que el “peligro” no ha desaparecido. Esto se traduce en sensación constante de cansancio, desgaste, dificultades a la hora de dormir, irritabilidad…
- Fase de agotamiento: debido a esa alerta constante, poco a poco se nos agotan las energías, llegando incluso a afectar a nuestro sistema inmune. Es a partir de esta fase cuando pueden aparecer síntomas emocionales como sentimientos de infelicidad, comenzar a tomar sustancias para combatir el estado de estrés contínuo, o padecer enfermedades.
¿Cuál es la diferencia entre estrés y ansiedad?
Muchas veces no sabemos diferenciar entre qué es el estrés y qué es la ansiedad o usamos dichos términos indistintamente. Esto es lógico, ya que tanto uno como la otra forman parte de la reacción de nuestro organismo frente a un estímulo, compartiendo muchos de los síntomas.
La principal diferencia se encuentra en que el estrés aparece como respuesta a una amenaza que somos capaces de reconocer, y tiene una tendencia de estar presente durante un corto plazo. Por otro lado, la ansiedad puede permanecer durante más tiempo y sin necesidad de que aparezca ningún evento desencadenante.
Tipos de estrés
Cuando oímos hablar de estrés, comúnmente tenemos en mente una tipología concreta del estrés, pero existe cierta diversidad a la hora de hablar de él. Entre los diferentes tipos de estrés nos encontramos:
- Estrés positivo: cuando frente a un estímulo que activa en nosotros la respuesta de estrés, usamos ésta como agente activador y nos ayuda a motivarnos para enfrentarnos a ello y resolverlo. Es decir, se obtiene algo beneficioso de dicha reacción. Un buen ejemplo serían los deportistas de élite a la hora de competir.
- Estrés negativo o distrés: este tipo es el que nos produce ansiedad debido a la incapacidad de control que nos provoca, llegando a generar respuestas físicas y psicológicas.
- Estrés agudo: es el más habitual y es un tipo de estrés de corta duración. Aparece en momentos puntuales, como cuando hacemos algo nuevo o que nos emociona, y suele desaparecer de manera rápida. En ocasiones nos ayuda a controlar situaciones que pueden resultarnos peligrosas.
- Estrés crónico: este tipo de estrés permanece durante un tiempo prolongado. Esto es debido a que las causas del mismo son situaciones complejas o que no se pueden resolver en un corto plazo. Es lo mismo que hablar de un estrés agudo que se mantiene en el tiempo, sin que aparezcan tiempos de relajación, suponiendo un gran desgaste físico, mental y emocional que termina afectando a todos los ámbitos de la vida, como ocurre con el estrés laboral.
- Estrés postraumático: aparece, como su nombre indica, tras haber sufrido un trauma, generando la respuesta de estrés de manera continuada, pese a no estar presente el evento traumático. Esto ocurre, por ejemplo, a través de revivir lo ocurrido, de manera consciente o no o teniendo pesadillas al respecto. Todo esto genera en la persona síntomas diferentes al estrés “habitual”, siendo sus principales síntomas: las propias pesadillas o pensamientos recurrentes respecto a lo ocurrido, como podría ser revivirlo, malestar al ver algo que recuerda a dicho evento, falta de emociones positivas, sentimientos de miedo y/o tristeza intensos y duraderos, irritabilidad, facilidad para asustarse, indefensión…
Cómo podemos tratar el estrés
Muchas personas se preguntan cómo quitar el estrés, o cómo combatirlo. Pues bien, desde Psicoveritas podemos tratar el estrés desde diferentes enfoques, adaptándonos en todo momento a las necesidades del paciente y al tratamiento más adecuado para él/ella.
Uno es el EMDR, de sus siglas en inglés, Desensibilización y Reprocesamiento mediante Movimientos Oculares. Desde el EMDR trabajamos con las experiencias que son generadoras de estrés y que no se han asimilado de manera adecuada por parte del paciente, no se han procesado de manera correcta, y por eso siguen provocando dicha respuesta en la persona. A través de los movimientos oculares conseguimos activar ese mecanismo de procesamiento emocional, cognitivo, físico y verbal, para reintegrar dicho evento perturbador y que de esta manera el malestar que genera disminuya.
Además, desde un enfoque más neurofisiológico, contamos con el neurofeedback y la estimulación transcraneal. Con estas técnicas trabajamos directamente con el área cerebral que se encuentra afectada, y que provoca y/o mantiene los síntomas del estrés.
El neurofeedback es un entrenamiento del cerebro para que sea capaz de regular sus ondas cerebrales a las que resultan más adecuadas para su sexo, edad y localización cerebral sobre la que se trabaje.
Por otro lado, la estimulación transcraneal nos permite, a través de una corriente continua, estimular el área cerebral deseado, para que sus ondas cerebrales se adecúen a lo que correspondería por su sexo y edad.
«En gran parte, tú construiste tu depresión. No te fue dada. Por tanto, tu la puedes deconstruir» – Albert Ellis