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Montse Lapastora

¿Quién soy?

Desde que tengo uso de razón quise ser psicóloga, no sé de dónde me viene pues por aquella época no había psicólogos como ahora, ni tampoco en mi familia, pero yo quería tener pacientes y contribuir. En mi cabeza estaba el poder ayudar a los demás y eso me hacía sentir muy bien.

Estudié psicología y desde que acabé seguí estudiando, pues era la única manera de poder estar delante de un paciente con cierta seguridad. Hice varios postgrados (ahora se llaman máster) que me ayudaron a adquirir esa seguridad, y al mismo tiempo que estudiaba me ofrecía como voluntaria para seguir aprendiendo en todos los sitios que me dejaban. Estuve 7 años de colaboradora en El Teléfono de la Esperanza e iba a todos los voluntariados que me permitían aprender (guarderías, Asociación de alcohólicos anónimos, colegios, etc.)

Siempre me ha encantado mi profesión y la he disfrutado y disfruto mucho ejerciéndola. Para mí es un regalo de la vida poder dedicarme en cuerpo y alma a lo que me gusta. Disfruto al aprender de mis pacientes, al ver cómo evolucionan y se sienten mejor, disfruto cuando imparto formación, cuando la recibo, cuando escribo… realmente disfruto mucho de mi trabajo.

¿Cómo llegué al mundo de la adopción?

Mi llegada al mundo de la adopción fue casual, en el Colegio Oficial de la Psicología pidieron psicólogos para formar parte del antiguo TIPAI (Turno de Intervención Profesional en Adopción Internacional) y me presenté para formar parte de dicho turno (1996). Seleccionaron a 130 psicólogos de Madrid, entre los que yo me encontraba. El trabajo en este turno consistía en valorar a las personas que querían adoptar un menor, yo haría el informe psicológico. Eso era una gran responsabilidad para mí, ¡quién era yo para decir a nadie si podía, o no, convertirse en madre/padre!

Llevados por esta misma preocupación nos juntamos varios psicólogos para apoyarnos en este proceso y de ahí surgió un grupo de investigación, IVAI (Investigación y Valoración en Adopción Internacional). Queríamos que la valoración fuera lo más objetiva posible, que no solo dependiera de nuestro criterio clínico y por ello nos pusimos a trabajar en un instrumento que pudiera valorar las capacidades de parentalidad adoptiva. Así, tras 7 años de trabajo conjunto, publicamos el CUIDA (cuestionario para la valoración de adoptantes, cuidadores, tutores y mediadores) que, a día de hoy, se está utilizando en más de 20 países para este mismo objetivo y se ha traducido a más de 5 idiomas.

¿Cómo surgió la creación de mi primer libro?

Una compañera me pidió que escribiéramos un libro sobre adopción, y la verdad es que había muy poco escrito en español por entonces. Me pareció una gran idea y nos dedicamos a ir casa por casa visitando a todas las familias adoptivas que nos lo permitieron para hacer un trabajo de campo que nos llevó mucho tiempo y que fue maravilloso. De todo este trabajo salió el primer libro que escribí: Niños adoptados. “Estrategias para afrontar conductas” (2006).

Desde el primer día que entré en el Turno me dediqué a leer todo lo que sobre adopción caía en mis manos, veía películas, documentales…todo lo que podía, me apasionó trabajar en este tema y quería poder ayudar a las familias, pues empecé a darme cuenta de las dificultades que tienen los niños y niñas que han vivido abandono y trauma temprano. Poco a poco fui ampliando mi formación y comenzaron a llamarme para dar charlas, talleres, conferencias y cursos. Con el tiempo seguí escribiendo y hoy tengo publicados otros libros: “Adopción, trauma y juego. Manual para tratar a los niños adoptados y maltratados a través del juego” (2018), el cuento “Mirándome con amor” (2019) y el último en 2021 “Psicología del bebé adoptado”. Además, he publicado muchos artículos relacionados con el tema de adopción y la infancia.

Actualmente sigo formando parte de los psicólogos que hacen valoraciones en Adopción Internacional. En el año 2020 se redujo el Turno (que ahora se llama  LIPAI (Lista de Intervención en Valoración Internacional) y quedamos 19 psicólogos. El descenso del número de adopciones internacionales es una de las causas de esta reducción.

¿Qué enfoques terapéuticos utilizo?

Mis abordajes terapéuticos en un principio fueron Gestalt y Dinámica. La Gestalt me dio herramientas para el ejercicio psicoterapéutico. Se basa sobre todo en el aquí y en al ahora y yo quería profundizar en la base y causas del comportamiento, en entender por qué y cómo las experiencias vividas en el pasado nos afectan en el presente. La psicología psicodinámica, basada en el psicoanálisis, me permitió comprender y profundizar en el comportamiento humano, en sus causas, en cómo el sufrimiento temprano a veces determina el sufrimiento presente.

Finalmente acabé completando mis abordajes con EMDR. Este abordaje era totalmente diferente, es una terapia neuropsicológica mucho más rápida y eficaz que las otras y que, sobre todo modifica, es decir, puedes ver los cambios en los pacientes en poco tiempo.

¿Por qué EMDR?

Conocí EMDR a través de una compañera de un grupo de investigación que me hablaba de una nueva terapia muy eficaz y rápida que funcionaba moviendo los ojos. Eso me pareció muy raro y me hacía desconfiar, pero esta colega es una persona muy sería y por eso decidí informarme un poco. Los estudios e información que leí sobre ello aumentó mi curiosidad y decidí formarme.

Cuando hice la formación, y vi por mis propios ojos lo que era esa terapia, me quedé absolutamente fascinada, recuerdo que pensé “¡Buah! ¡Esto es lo que yo quiero!, ¡algo que modifique de verdad!

Esa misma semana empecé a aplicarlo a mis pacientes y vi el cambio en la mejoría de cada uno, es verdad que al principio la euforia que sentía se la trasladaba a ellos y eso facilitaba los avances, pero, tanto ellos como yo, estábamos absolutamente fascinados.

Desde el momento que realicé el primer nivel, hice el segundo y después todos los cursos que impartía la Asociación EMDR sobre cualquier cosa: “EMDR y depresión”, EMDR y trastornos de Alimentación”, EMDR y defensas”… tengo una estantería llena de los manuales de cada curso. Actualmente soy consultora de niños, adultos y adolescentes y sigo formándome.

Aprendí mucho y me presenté para clínico, que es una formación avanzada y después de hacer la formación y apliqué para consultora.

En este momento soy consultora de adultos y también de niños y adolescentes, y también superviso a colegas que trabajan en este abordaje. Por supuesto, sigo formándome y estudiando cada día ¡hay tanto que aprender!

El voluntariado siempre ha estado presente en mi vida

Ser voluntaria ha sido y es maravilloso para mi, por un lado para contribuir y por otro porque siempre aprendo mucho. El voluntariado me ha permitido, por ejemplo, llevar a cabo proyectos de EMDR grupal en Etiopía y en México. O, cuando con la COVID 19 estuvimos en confinamiento, siendo coordinadora de los programas de EMDR grupal dirigidos a las familias de las Comunidades Autónomas de Castilla la Mancha y de Castilla y León.

Estoy tremendamente agradecida a mi profesión, me ha permitido conocer a colegas maravillosas, a recorrer España, a viajar al extranjero, a sentirme orgullosa de haber escrito varios libros (esto jamás lo habría imaginado).

Y este es uno de mis pilares importantes en la vida, seguir aprendiendo. Por eso me identifico con la frase de Descartes “Daría todo lo que sé por la mitad de lo que ignoro”.

Gracias por leerme

Montse Lapastora

Sueña lo que desees soñar.
Ve donde quieras ir.
Sé lo que deseas ser.

Anónimo

“La salud no es todo, pero sin ella todo lo demás es nada.”

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Testimonios

G.B.

En Psicoveritas he encontrado el apoyo y la guía que necesitaba para dejar de darme atracones. Comer compulsivamente me ha generado problemas digestivos muy importantes de tanto vomitar y ahora por fin soy capaz de evitarlos, saber de dónde me viene esa ansiedad por comer y recomponer poco a poco mi salud.

R.C.

Sin saber por qué empecé a estar siempre enfadado y ser muy cabezón como quien dice. No me sentía bien y eso repercutía en el  trabajo, en mi familia y mis amigos. Con ayuda de la psicóloga esto fue cambiando poco a poco. He conseguido superar conflictos internos y he conseguido un cambio en la forma de ver la vida que me ha hecho que los demás también lo noten. Mi vida social y laboral es mucho más tranquila y feliz ahora. Gracias.

F.N.

Mi madre y yo estábamos muy unidas de siempre y a pesar de que es ley de vida nunca se está preparado para que se marche. Su fallecimiento me afectó mucho y no era capaz de superarlo ni dejar de llorar. Me aconsejaron ir a un psicólogo y decidí probar eso del EMDR y la verdad fue sorprendente. Ahora puedo recordar a mi mami sin dolor y con todo el amor que aún la tengo y la tendré siempre.

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