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Inteligencia emocional

¿Qué es la inteligencia emocional?

La inteligencia emocional, según Daniel Goleman, hace referencia a la capacidad y habilidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos hacia nuestras metas y de manejar adecuadamente las relaciones interpersonales.  

¿Qué tipos de inteligencia emocional existen?

La inteligencia emocional suele abarcar cinco grandes subgrupos: el autonococimiento, la autorregulación de las emociones, la automotivación, la empatía y habilidades sociales. Como ves, algunas de ellas guardan relación con el área intrapersonal y otras con el área interpersonal.

¿En qué puede ayudarme la inteligencia emocional?

A nivel práctico, poseer buenas habilidades de inteligencia emocional conlleva saber identificar nuestras emociones cuando las sintamos, aceptarlas y actuar en consecuencia. También implica identificarlas en otras personas, ser empáticos, asertivos y comprender la relación entre emoción-pensamiento-conducta. Todo ello nos llevará a tener una relación más satisfactoria con nosotros mismos y con los demás.

Se ha demostrado que la correcta gestión y regulación emocional conlleva grandes beneficios, entre los cuales se encuentran: una mayor satisfacción personal y profesional, reducción de sintomatología ansiosa y/o depresiva, menor dependencia a sustancias, mejor autoconciecia y capacidad de exteriorizar las emociones, etc. Además, se ha demostrado que se trata de una de las competencias fundamentales en la consecución del éxito laboral. 

Síntomas de carencia de inteligencia emocional: ¿qué ocurre cuando no están bien desarrolladas?

La carencia de estas habilidades puede repercutir negativamente en la relación con nosotros mismos, los demás, y, en definitiva, en nuestra salud mental. Algunos signos que pueden indicar una carencia de una inteligencia emocional serían: 

  • Me culpabilizo constantemente
  • No soy consciente de la razón de mis actos
  • No comprendo las reacciones de los demás, no sé por qué actúan así
  • Cedo siempre ante las peticiones de otros, no sé decir que no
  • Me siento constantemente responsable de las reacciones de los demás
  • Falta de autocontrol
  • No puedo reconocer mis emociones, no sé cómo me siento ni por qué me siento así
  • Resto importancia a lo que siento: “no es nada” “ya se me pasará” “da igual”
  • Juzgo mis emociones o las de los demás: “no debería molestarme esto” “No entiendo cómo te puede afectar este tema…”

Ser conscientes de la carencia de las habilidades de inteligencia emocional es el primer paso para empezar a adquirirlas y/o modificarlas. Pedir ayuda profesional será beneficioso, pues un psicólogo es la mejor persona para identificar qué aspectos de tu vida han determinado dicha carencia y te acompañarán en el proceso del cambio. 

¿Se puede trabajar la inteligencia emocional?

Estas habilidades no son mensurables en ninguna prueba de inteligencia. Sin embargo, cuando se detecta, o bien por uno mismo, o bien con la ayuda de un profesional, que existe alguna carencia o dificultad al respecto, se puede empezar a modificar o perfeccionar aquellas habilidades que estén implicando un perjuicio en tu bienestar. 

¿Cómo se trabaja?

Existe una tendencia generalizada a pensar que la capacidad de inteligencia emocional viene dada como parte inamovible de nuestra personalidad. Nada mucho más lejos de la realidad: son habilidades que suelen adquirirse durante la primera infancia. Es por ello por lo que cuando inicies un proceso de terapia, tu psicólogo probablemente indague sobre esta etapa de tu vida para identificar aquellos patrones de conducta y creencias más arraigadas que estén impidiendo que, hoy en día, desarrolles esta capacidad de la manera sana.

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«La empatía siempre entraña un acto de autoconiencia (Daniel Goleman)«

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Testimonios

D.G.

Nuestros hijos son de altas capacidades y las emociones son uno de sus puntos flacos. Les costaba relacionarse con sus compañeros y tenían dificultades en habilidades sociales. Han avanzado muchísimo y en la familia todos estamos más tranquilos.

A.A.

Todo me molestaba, notaba una presión muy fuerte en el pecho y me costaba respirar cada vez que algo se escapaba de mi control. Poco a poco con el trabajo en Psicoveritas me ayudaron a identificar mis propias emociones y a poder expresarlas. Mis amigos y mi familia han notado un cambio radical en mi.

T.W.

Siempre me he considerado una persona fría, prefiero la distancia y en el trabajo ha sido algo que no me ha funcionado muy bien. Poco a poco he aprendido a gestionarlo de otra manera.

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