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Déficit de atención

Cuando un niño no atiende en clase, pasa periodos como si estuviera en su mundo, lo que puede tener es un TDAH del tipo inatento, pero como no molestan en clase ni plantean problemas no se les hace mucho caso, por el contrario, se les tacha de vagos y de que no ponen interés.

En los primeros cursos académicos se manifiestan olvidadizos, pierden objetos con frecuencia y tienen que repetirles varias veces las tareas que tienen que hacer.

Según pasan los años este déficit de atención puede manifestarse en que emplean mucho tiempo para estudiar un examen y no obtienen el rendimiento esperado. Esto les hace sentirse “tontos y con baja autoestima porque achacan los bajos resultados obtenidos a falta de inteligencia.

La falta de atención se puede trabajar con Neurofeedback, técnica que ayuda a regular la actividad cerebral.

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Testimonios

E.A.

Estando en la Universidad me di cuenta de lo mucho que me costaba mantener la atención, me distraía con una mosca que pasara, por más que intentaba seguir al profesor, en cuanto me daba cuenta ya tenía la cabeza en otro sitio. Me dijeron que eso se podía mejorar y fui a Psicoveritas. Allí estuve con Neurofeedback durante un tiempo y tanto la atención como la memoria me mejoraron mucho.

B.N.

Tuve un niño prematuro que cuando le llegó la hora de ir a la escuela le costaba bastante porque no atendía, trabajábamos con él en casa, pero no conseguíamos nada. Me dijeron que le llevara a Psicoveritas y allí me recomendaron la terapia de Reflejos Primitivos, debido a que el niño tenía inmadurez en el desarrollo debido a que fue prematuro. Fue todo muy fácil, y mi hijo mejoró mucho, no solo en la atención sino también en otros aspectos madurativos, dejó de hacerse pis y su lenguaje también mejoró.

A.C.

Pasaba muchas tardes haciendo los deberes con mi hija y me desesperaba su falta de interés, a veces convertíamos los deberes en algo verdaderamente desagradable. Una vecina me dijo que a su hija le pasaba lo mismo y que no era que no pusiera interés, sino que tenía un problema con la atención. Me recomendó que fuera a Psicoveritas y allí me dijeron lo mismo, que no atendía porque no podía, no porque no quisiera. Me sentí fatal por todos los gritos que la había dado, pero pudimos solucionarlo y ahora podemos hacer los deberes sin montar esos escándalos.

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